jueves, 7 de abril de 2011

Si cerraba los ojos


Aquella noche estábamos en el suelo de la habitación y oía comer a los gusanos de seda. Los gusanos de seda se alimentan con hojas de morera y puede oírseles toda la noche, comer y hacer ruidos con ellas. Yo no quería dormir porque vivía hacía mucho tiempo sabiendo que, si cerraba los ojos alguna vez en la oscuridad y me dejaba llevar, mi alma saldría de su cuerpo. Había estado así durante mucho tiempo desde que una vez estallé en la noche y la sentí separarse y alejarse de mí, y luego volver. Trataba de no pensar en ello, pero por la noche empezaba a sentirlo en el momento en que me iba a dormir y sólo podía detenerla haciendo un gran esfuerzo. Y aunque ahora estoy bastante seguro de que no puede haberse separado de mí, aquel verano no estaba dispuesto a correr el riesgo de hacer el experimento.

(de “Mientras los demás duermen”, de Ernest Hemingway)

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